lunes, 8 de agosto de 2011

Educar en la Fortaleza

¿CÓMO EDUCAR EN LA FORTALEZA?
Estos son algunos principios-claves para que nuestros hijos crezcan fuertes:


Siempre que un niño sea capaz de hacer algo por sí mismo, démosle la oportunidad de hacerlo y mejorarlo, y motivémosle con nuestras palabras animosas, felicitándole por su habilidad y esfuerzo. Ante sus vacilaciones y dudas, sonriámosle, al tiempo que le decimos con firmeza y entusiasmo: "Tú puedes, cariño. Y, si no lo consigues la primera vez, no pasa nada: yo tampoco consigo las cosas siempre al primer intento".

Es normal que cualquier niño pretenda lograrlo todo al instante. Si le apetece un "chupa chup", lo exige "ahora". Pues bien, lo mejor para enseñarle a desarrollar su capacidad de resistencia a las frustraciones y saber esperar es no darle nunca lo que pide al instante. Se le puede decir, por ejemplo:"Ahora estamos haciendo esto y tenemos que esperar un rato para darte lo que pides. Me encanta que aprendas a esperar hasta ese momento y comportarte como el niño listo y mayor que ya eres".

Por más que el niño rabie y patalee, seamos firmes y acostumbrémosle a no recibir lo que pide de inmediato. Le haremos un bien increíble con ese entrenamiento en saber esperar y no satisfacer de inmediato sus caprichos y deseos. Ante las llantinas del pequeño, las constantes llamadas de atención, la manipulación del adulto y el hecho de "montar el pollo" cuando sabe que más molesta a papá y a mamá, debemos dejarle siempre claro que no se va a salir con la suya, pero siempre manteniendo una actitud calmada, reposada, controlada y sin dejarse contagiar por la tensión que el niño pretende provocar en nosotros. Si sabemos resistir a sus llantos y provocaciones, el niño comprobará que su conducta caprichosa no le reporta ningún beneficio.

Conviene reforzar, premiar y alabar al niño cuando manifieste una conducta razonable, de cierto acto de control, educada, pacífica, generosa, comprensiva, esforzada, de saber compartir...

Es importante contagiar al niño el buen humor, el entusiasmo y las emocione positivas en general: "los ejemplos arrastran". Cuando algo no sale bien del todo o no sucede como el pequeño esperaba, es bueno enseñarle a reírse de sí mismo, a intentarlo de nuevo con alegría y a no desesperarse. Ensamblemos siempre la fortaleza con el júbilo. Como decía Emerson: "La fortaleza es inseparable del júbilo, ya que la persistencia en la acción genera una especie de endorfinas psíquicas que, por un lado equilibran y proporcionan paz y serenidad de espíritu, y, por otro, producen euforia, alegría y entusiasmo".

El mejor regalo que podemos hacer a nuestros hijos es hacerles fuertes desde niños, al mismo tiempo que les queremos con todo el cariño.

A veces la actitud de nuestros padres y el hecho de tener que valernos por nosotros mismos a tempranas edades, por situaciones especiales, potenció nuestra fortaleza; y lo mejor que podemos darle a nuestros propios hijos es hacerles muy fuertes, responsables y esforzados.
Esto es lo que te sugiero y lo que me permito aconsejarte, ya que tienes en tus manos la masa blanda de la personalidad de ese niño, que es tu vida y a quien tanto quieres. Hazle fuerte, esforzado y bondadoso. En definitiva, prepárale para una vida que será tan difícil o más que la que tú vives ahora.